Gracias a la política, que nos ha dado tanto

Medio: Agencia Paco Urondo
«Fuimos viendo en años cómo nos comimos la curva de leer a personajes como Daniel Lipovetzky como un aliado o a Silvia Lospenato como la primera feminista, cómo el discurso de la prioridad por lo individual estuvo por encima de las apuestas colectivas y cómo el capitalismo caló en discursos como “mi cuerpo, mi decisión” descontextualizando cualquier discusión».
Por Magui Fernández Valdez | Ilustración: Nora Petrich
(La nota contiene lenguaje inclusivo por decisión de la autora)
La política es intuitiva y nos necesita siempre alertas para complejizar los análisis. Es necesario romper con los enlatados ideológicos que vienen con una invitación a reproducir lógicas contrarias a nuestros propios ideales e intereses. Comparto algunas reflexiones para seguir pensándonos desde la política y desde la militancia.
Neoliberalismo go home
El 2020 y una pandemia sin precedentes en la memoria de los pueblos nos obliga a reflexionar sobre los efectos del neoliberalismo en un mundo agotado por la fricción y su desgaste.
Según el Banco mundial entre 2020 y 2021 va a haber entre 115 a 150 millones de nuevxs pobrxs extremos. En América Latina, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) vamos a tener 25 millones de nuevxs pobres y 15 millones de personas en situación de pobreza extrema.
Atravesamos un período histórico de cansancio de la hegemonía neoliberal porque se encuentran en crisis los instrumentos que este modelo usó para generar una proyección de futuro: el mercado sin dar respuesta a la pandemia y con sus lógicas puestas en crisis ante la necesidad de proteger a los pueblos y la globalización que dejó de contener a descontentes, de organizar a quienes tienen miedo y perdió su capacidad de calmar a les angustiades.
En este contexto es imprescindible que abordemos discusiones de fondo necesarias para modificar las condiciones de vida del pueblo: la economía bimonetaria que tenemos en nuestro país, la querella plantearia por el uso del excedente económico, cómo construir un sistema sanitario integrado y como intervenir en el sistema de patentes y en la industria farmacéutica, qué estrategias nos vamos a dar para que los discursos más fascistas no calen en la voz de nuestres propies compañeres y su crítica a los transfeminismos, qué vamos a hacer con la crisis ambiental y cómo nos vamos a garantizar estrategias de crecimiento económico que no vayan en detrimento del planeta, cómo vamos a fortalecer al sistema de partidos políticos y nuestras democracias, cómo encaramos una reforma judicial transfeminista que termine con un poder que imparte injusticia, entre otras. Tenemos que pensar en el diseño de un país descentralizado porque el actual es ineficiente e injusto.
En este momento en el que la promesa de felicidad neoliberal perdió la conducción del horizonte predictivo, es cuando aumentan nuestras posibilidades para que desde la conducción de las ideas, desde la organización comunitaria y desde la transgresión de las formas impuestas podemos regenerar horizontes de futuros posibles.